Vivir no es otra cosa que arder en preguntas

miércoles, 18 de junio de 2014

Símbolos

 Mi cabeza está llena de símbolos. Están todos desordenados, y les gusta surgir cuando quieren. Esos símbolos son simples, puros, sin connotaciones. Suelen ser similares y repetitivos. Pero sus caritas cambian dependiendo del contexto. Un símbolo puede ser mi paz y luego ser mi perdición.
Cuando un símbolo aparece, lo investigo, le doy vueltas, lo miro desde varios puntos, lo veo rebotar una y otra vez. Aveces le gusta relacionarse con otros símbolos, incorporados o no en mi cabeza.
 Los que no están aún incorporados (símbolos mundo o externos), suelen incorporarse gracias a otros símbolos que se encuentran ya dentro de mi cabeza (símbolos origen). Se relacionan, ya sea gracias al amor o el odio o el contraste o la similitud o cualquier tipo de relación rara que se me ocurra que puedan llegar a tener los símbolos origen con los externos. Una vez incorporado este nuevo símbolo procedente del mundo exterior, empieza a hacer las cosas que los demás símbolos normalmente incorporados hacen. (símbolo relacionado = símbolo incorporado gracias a otro dentro de mi cabeza)
 Lo que tienen de especial estos símbolos relacionados es que cuando aparecen, no lo hacen solos, sino que aparecen acompañados con el símbolo que los trajo a mi mundo, especialmente si éste es un símbolo obsesivo y un poco perverso. Así es como reafirmo ciertos símbolos origen. Y estos símbolos origen obsesivos aparecen, aveces en forma de paz y en otras en forma de tortura.
 Si aparecen como paz o tortura depende de los símbolos relacionados que haya incorporado últimamente, de cómo estos se relacionan con el símbolo origen.