Vivir no es otra cosa que arder en preguntas

jueves, 26 de junio de 2014

Máquinas aceitosas

Una máquina tiene que estar equilibrada. Esta necesita cuidados, como toda máquina, para que funcione bien y no deje de funcionar. Hay ingenieros especialistas en máquinas (con dificultades para distinguir cuál es el origen de los problemas, pero en parte logran hacer que las máquinas sigan andando) e inexpertos que intentan arreglarla igual, porque, según ellos no es un mecanismo tan complejo.
 Un día uno de los engranajes de la pequeña máquina deja de funcionar, pero el resto de esta sigue desempeñando su actividad normalmente. Algunos pensaron en que deberían tratar de que vuelva a girar esa parte metálica, otros que no.

 Lo primeros, empezaron a meterse entre las tuercas y tornillos, movían acá y allá, no dejaron tornillo sin ajustar, creían que las máquinas no podían funcionar correctamente si nadie las controla. Están fabricadas para que ayuden a los humanos en sus labores, pero por más autónomas que puedan llegar a ser, siempre alguien tiene que echar un ojo.

Lo que tiene mucho acceso, permite mayores posibilidades de que la maquinaria se estropeé, ya sea por mucho uso o porque los que ingresan no lo cuidan de forma adecuada.

 Los segundos que fueron mencionados dejaron a la máquina como estaba, debía funcionar sola como toda máquina debe hacerlo, ese engranaje iba a empezar a girar por si mismo mientras el tiempo pasara. Las máquinas están fabricadas para eso, tienen que ser autónomas

Lo que tiene poco acceso, tiene menos posibilidades de ser estropeado por un agente externo, pero al mantenerse cerrada, con el tiempo, se llena de aceite quemado, y no permite que nadie la repare, hundiéndose en su propio mecanismo.