Vivir no es otra cosa que arder en preguntas

lunes, 25 de julio de 2016

Autosabotaje

Luchando contra la autodestrucción, despiadada, que proviene de la misma fuerza que quiere hacerme progresar. Viene de a olas, corriendo con un objeto punzante en dirección al pecho, pero deteniéndose a centímetros de mi cara, dejando solo un mar salado en ella. Respirando fuerte pero inactiva, recargo energías, preparando una nueva embestida.

jueves, 21 de julio de 2016

Amor conceptualizado

El amor es golpear y ver que el otro no se ha herido. Correr lejos y que algunas veces te busquen, pero otras no. Es no atar con fuerza, ni dejar todo flotando. El amor es las palabras variadas, con el mismo código, combinadas con cierta originalidad en cada intercambio. Es pensar en la perdición como una opción lejana, o, al menos, como un dolor limitado. El amor es saber compartir y reservarse. También es golpear y ver en el otro en dónde le duele, y no hacerlo más. El amor es intentar entender los motivos, o no entenderlos y aceptarlos igual. Amor es dañar y reparar, y ser dañado a espera de poder ser curado. Es calor. El amor es una bendición caída del cielo en forma de persona, pero que se golpeó lo suficiente contra el suelo como para ser percibido. Amor es caminar, correr y dormir. Amor es aburrirse juntos, y llorar por dolores ajenos. El amor es muchas cosas que aún no sé, que quizá nunca conozca.

Contacto de legado

Hoy editando la configuración de Facebook para que mi perfil no sea tan público, me choqué con una opción que se llama "contacto de legado": una forma de permitirle a algún contacto manejar tu cuenta luego de que fallezcas. Tiene dos opciones: elegir a un contacto o tildar la opción de no permitir que nadie entre a la cuenta y sea eliminada en el futuro. Estuve a punto de tildar esta última opción, pero un escalofrío me dijo "si ponés eso, se va a perder tu vida entera"; un sinónimo de "nadie te recordará". Ahí me di cuenta de lo loco que es y en el tiempo en el que estamos. Esta red social ya no es un entretenimiento, es mi vida, el reflejo virtual de lo que soy o, aún más valioso, lo que pretendo ser.

Eliminar mi cuenta cuando muera es como matarme dos veces, como si al morir también muriera un yo de un universo alterno. Tanto lo que quería como lo que soy desaparecerían; y ya de por sí da miedo no estar más en la Tierra.

Son tres registros los que desaparecen a morir en la actualidad (en el caso de que tildara la segunda opción): el físico (cuerpo que deja de funcionar), el recuerdo (aquello que recordarán los demás de mi) y el virtual (aquello que quise ser o era en internet). Son todos simultáneos, y el recuerdo coincide mucho con el virtual (además de que en parte el último pertenece al primero). Se podría decir que el recuerdo y el virtual son lo mismo, pero me parece más bien que el recuerdo es más intimo y que el virtual es la expresión pública de ese recuerdo, en las propias expresiones del individuo.

En esta época en donde no sólo lo privado importa, y que resulta ser más despreciado en comparación a lo público, las redes sociales se vuelven una forma de seguir siendo querido a pesar de que el físico ya no existe. Es como la manifestación presente y estática del recuerdo; como antes se conservaban fotos ahora se conserva la forma completa de la persona pública: sus palabras, sus imágenes, sus gustos, sus aspiraciones, sus amigos.

miércoles, 6 de julio de 2016

Identidad de alma

La persona adopta ciertos contenidos, se hace conscientes de ellos y adopta una nueva identidad. Ahora, una vez que el tiempo ha pasado y esos contenidos han cambiado, la identidad aun persistente, incluso más firmemente que antes. Una vez que uno percibe que ya los contenidos han cambiado, ocurre el suicidio del alma. Pero el alma, al ser inmortal, nunca muere; se acribilla a balazos, se corta y se mutila, pero sobrevive. Una vez que aparece la idea de que los contenidos han cambiado para peor, el alma se congela; queda un ratito inmovilizada, como diciendo "si hago esto otra vez, confirmo una identidad peor a la que ya tenia", es cuando una identidad nueva vuelve a la mente, que en realidad resulta ser un modelo similat a la primera identidad, la que cambió sin voluntad propia. El alma la adopta para ser como ella una vez más y los caminos se bifurcan.