Vivir no es otra cosa que arder en preguntas

martes, 5 de agosto de 2014

Ilusion, Kitsch

¿Como hacer desaparecer una ilusión que nunca pensábamos ver ante nuestros ojos y un día aparece brillante y cegadora?

La primera vez que la vi era pequeña y curiosa, ella y yo queríamos saber como se sentiría la otra. Pero al correrla un poco a un lado con mi mano, esta desaparecía en el aire y me olvidaba de su presencia.

Luego de que pasara un tiempo, empezó a aparecerse mas seguido, acompañada de algunos brillos y un poco menos translucida. Algo me asustaba porque, cuando la tocaba, esta tenia una masa mas compacta de la que solía tener, pero al abanicarla un poco con mi mano se fastidiaba y volvía a donde uno vaya a saber de donde provenía. En estos tiempos fue cuando empezó a visitarme mas regularmente.

Pero un día la ilusión se apareció fuerte, firme y con mano dura. Vino corriendo directamente hacia mi. Tenia los nudillos marcados y los ojos fogosos. Mi primera reacción fue huir al ver tal cosa aproximándose hacia donde estaba, pero comprendí que, por mas que corriera, finalmente me iba a alcanzar. En ese momento pare y espere el impacto.

No transcurrió mucho tiempo hasta que llego hasta donde yo me encontraba, bueno, no llego del todo realmente. Se detuvo en seco a tres centímetros, frente a mi cara. Allí permaneció por todo un día, no dejaba de vigilar el movimiento de mis ojos. Por donde mirara, esa criatura se cruzaba por mi visión.
De repente, la ilusión empezó a inflar un poco sus cachetes. No comprendí bien que era lo que pretendía hacer, hasta que lo hizo. Una vez que sus mejillas no podían acumular mas aire, hizo escapar todo su contenido en mi cara. Un soplo inmenso me cubrió toda. Una sensación extraña invadió mi cuerpo. Una mezcla de ansiedad, calma, paranoia y locura. El aire era frío, lo cual hizo que temblara un poco y reduciera el volumen de mi cuerpo. Ese soplido no duro mas de tres segundos, pero lo sentí como si hubiera durado mas de tres años (quizás fueron cuatro).

Hasta ese momento había sentido la ilusión como algo real, físico, con colores y aromas. Pero una vez que sentí su frió, compredí que lo único que me quedaba era su sensación.

Cuando el soplido termino y la criatura se quedo sin aire, simplemente se desvaneció. Lo hizo como lo había hecho muchas veces antes, con la diferencia de que esta vez no solo había sido una ilusión.

Ella cada tanto vuelve y me mira con melancolía, como si quisiera tocarme, estirando su manito hacia mi cara. En ese instante es cuando me doy cuenta de que mi mano esta tocando mi propia mejilla.