Vivir no es otra cosa que arder en preguntas

lunes, 17 de noviembre de 2014

El Perfume - Patrick Süskind

"Como es natural, no decidió como decide un hombre adulto, que necesita una mayor o
menor sensatez y experiencia para escoger entre diferentes opciones. Adoptó su decisión de un
modo vegetativo, como decide una judía desechada si ahora debe germinar o continuar en su
estado actual.
O como aquella garrapata del árbol, para la cual la vida es sólo una perpetua
invernación. La pequeña y fea garrapata, que forma una bola con su cuerpo de color gris
plomizo para ofrecer al mundo exterior la menor superficie posible; que hace su piel dura y lisa
para no secretar nada, para no transpirar ni una gota de sí misma. La garrapata, que se
empequeñece para pasar desapercibida, para que nadie la vea y la pise. La solitaria garrapata,
que se encoge y acurruca en el árbol, ciega, sorda y muda, y sólo husmea, husmea durante
años y a kilómetros de distancia la sangre de los animales errantes, que ella nunca podrá
alcanzar por sus propias fuerzas. Podría dejarse caer; podría dejarse caer al suelo del bosque,
arrastrarse unos milímetros con sus seis patitas minúsculas y dejarse morir bajo las hojas, lo
cual Dios sabe que no sería ninguna lástima. Pero la garrapata, terca, obstinada y repugnante,
permanece acurrucada, vive y espera. Espera hasta que la casualidad más improbable le lleve
la sangre en forma de un animal directamente bajo su árbol. Sólo entonces abandona su
posición, se deja caer y se clava, perfora y muerde la carne ajena..."