Vivir no es otra cosa que arder en preguntas

lunes, 22 de septiembre de 2014

Mi certeza es la duda

Oh, mi señor de lo Desconocido,
tu infinita presencia invoco
para poder conocer tu gran nombre
y que mi pena puedas disminuir.

Mi señor del tenso anonimato,
su ser quiero sentir en mi corazón
y agradecerle la existencia
en mi vida de mortal cada día.

Cada vez que te cruzas por mi mente,
oh, en mil dudas cae mi certeza.
Aunque mi certeza no es certeza
sino que es duda por seguridad.

Solo una cosa te pido aquí
y es que tu rostro me reveles hoy,
porque la fuente de mi pesar solo
es la de no poder reconocerle. 

Aunque no se si le estoy hablando,
aunque no se si usted existe hoy
o solo es un gran deseo de mi
mente, que corre hacia los extremos.

Quizás no existes como tal cosa,
y seas una idea popular,
como son las hadas y el pie grande.
todos te piensan pero no pueden ver.

Oh señor, mi misterio no resuelto,
podría llamarle por una vida
pero tu no podrías contestarme
o directamente no lo harías.

Usted señor, el de los dos mil nombres,
oh, Al que todos llaman y que tu a
algunos respondes, con mucho amor
(o quizás tu nombre sea placebo).


Así que yo solo algunas cosas
voy a tratar de hacerle escuchar:
El camino lo quiero seguir bien,
pero usted no lo deja marcado.

También quiero que proteja a toda
mi gente, ya que bien se lo merecen.
Por lo menos si no vas a hablarme
escucha muy bien a los que caminan.

Creo que eso es todo lo que yo
debía decirte a ti mi señor.
Muchas gracias por la vida entera
y por tu existencia (o quizás no)