Las pelotitas amarillas se pegan en las suelas de las zapatillas.
Sentimos el sol en la piel, pero no tenemos recuerdo de algún viento tan frío como éste.
El calor de los rayos impregna el aire con el perfume que roba de las flores.
Negras por dentro, violetas y blanquecinas por fuera.
No veo los rostros de lejos, pero aún puedo sentir el calor de sus siluetas.
El viento enfria mi cuerpo, pero el sol, al fin, calienta mi corazon, a traves de mis neuronas.