Vivir no es otra cosa que arder en preguntas

lunes, 29 de febrero de 2016

Tiroides*

No lo puedo creer. El estres de la universidad me despertó una tiroides heredada. A mi cuerpito se le ocurrió empezar a tirar el triple de la cantidad normal de hormonas que van dando vueltas por todo el sistema circulatorio, ¿cómo se le ocurre hacer eso?, maleducado.
Voy a tener que empezar a tomar unas pastillas que no tenía la intención de tomar, cambiar un mal por otro. Estaría bueno decir que es un dilema, pero los dilemas son más interesantes, y con una solución difícil de encontrar. Esto es en realidad una boludez, no puedo elegir la tiroides, a no ser que quiera terminar siendo un trapo de piso con dos glándulas explotadas.
Siento que, en parte, el cuerpo me traiciona. Aunque en realidad, nada que ver: en su mayoría los causantes son factores externos, además de que mi cuerpo biológico no tiene en mente el autosabotearse; de la mente-mente hablamos otro día.
Lo gracioso es que el saber que tengo hipotiroidismo me estresa, y la primera se había generado por estrés, por ende generé más estrés de una forma indirecta, y biológica. Como si mi cuerpo hubiera elegido buscar la solución al estrés de otra manera, desembocando  indirectamente en la activación de este mal dormido, que a su vez generó un nivel más alto de estrés. Parezco una histérica de las de Freud, encima que odio al psicoanálisis.
Quizás ahí esté el problema: el estrés provocado por tener que estudiar algo que no me gusta en la universidad (el psicoanálisis), hizo que la tiroides empezara a escupir más hormonas. Por lo tanto, hay que abandonar el psicoanálisis, es una práctica perjudicial. Miren lo que me hizo.


*nota: Cuando escribí esto primero pensé que tenía hipertiroidismo, no hipotiroidismo. A su vez, cuando lo hice, confundí el hipertiroidismo con el hipotiroidismo. En el texto la definición está cruzada.